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La Calahorra

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(25 abril 2020) 05 Hueneja-Alquife

LA CALAHORRA

La Calahorra, localidad donde se encuentra el punto kilometrico 100 para el peregrino, está situado geográficamente en la parte centro-sur de la comarca de Guadix, comunidad autónoma de Andalucía. Está al este de la provincia granadina, sobre un pequeño cerro rocoso calizo, avance del pliegue alpujárride. Su tierra, de escasa fertilidad, ha dibujado un perfil único, con unos pocos almendros en una franja a sus pies. Tan solo una cantera ha jugado a cambiar su perfil.

De panorámica única y cercano al Parque Nacional de Sierra Nevada, La Calahorra cuenta con un rico patrimonio natural e histórico.
Desde su castillo, en lo alto de un pequeño cerro, podremos contemplar la espectacularidad de este paisaje y todos los senderos que podremos recorrer a pie si lo deseamos.

Por su proximidad a Sierra Nevada y lo único de su paisaje, La Calahorra será un buen lugar desde donde lanzarnos a descubrir las siempre sorprendentes tierras de Granada y donde el peregrino continuará descubriendo el porqué denominar a nuestro Camino Mozárabe “El de los Sentidos”.

Limita con los municipios de Valle del Zalabí, Aldeire, Ferreira, Huéneja, Alquife y Lanteira. Perteneció a la jurisdicción del Marquesado del Zenete.

Población:       752 habitantes (al 1 de enero de 2007)

Extensión:       39,45 km²

Altitud:            1192 metros sobre el nivel del mar

Gentilicio: calahorreño, -ña

 

HISTORIA

Hay informaciones que confirman la existencia de asentamientos humanos en La Calahorra y comarca del Marquesado en el Neolítico. Igualmente están documentados yacimientos de la Edad del Bronce, de la cultura El Argar, en la zona del Marquesado del Zenete, siendo probable la existencia de algún asentamiento al amparo del cerro en que actualmente se levanta el castillo.

Se sabe que fue ocupada por los fenicios, y que en época romana perteneció a la provincia Bastetania, en la que están encuadradas las zonas de Acci (Guadix) y Basti (Baza) y en la que se encuentra una población llamada Arcilasis que más tarde cambió su nombre por el de Alcala Horra (Castillo de las Peñas).

El poeta y diplomático Diego Hurtado de Mendoza en su obra Guerra de Granada dice que durante la etapa  visigoda el Conde Don Julián fue dueño de la fortaleza de La Calahorra y otros castillos de la comarca, que en tiempos de los musulmanes pasaron a posesión de los Zenetes procedentes de Berbería.

En época del reino nazarí de Granada existía en esta comarca una rica actividad económica basada en la ganadería y el cultivo de cereales y moreras, base de una industria sedera. En la novela El manuscrito carmesí Antonio Gala narra que en 1457 Enrique IV de Castilla, continuando las guerras seculares entre cristianos y musulmanes, en lucha contra Abu Nazar Said, abuelo de Boabdil y rey de Granada, se apoderó de Jaén. Entre las escaramuzas que siguieron, el Condestable Miguel Lucas de Iranzo en julio de 1462 atacó las poblaciones de Aldeire y La Calahorra «llevándose muchos prisioneros y riquezas», señal de una cierta importancia de estas poblaciones en aquella época.

En diciembre de 1489, durante la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, Cidi Yahya El Nayar, caudillo musulmán, entregó a los cristianos algunos lugares de la comarca del Zenete entre ellos La Calahorra.

Durante el reinado de Felipe II se produce la segunda sublevación de Las Alpujarras entre los años 1568 y 1571. En los relatos de Diego Hurtado de Mendoza y de Luis de Mármol Carvajal sobre esta guerra, La Calahorra es atacada por moriscos que vienen de La Alpujarra, causando graves daños a personas y bienes. Los habitantes cristianos se refugiaron en el castillo hasta que soldados procedentes de Guadix restablecieron el orden. A partir de este hecho La Calahorra, con su castillo, aparece como un importante centro de avituallamiento y estancia de las tropas que procedentes de Guadix se dirigen a La Alpujarra por el puerto de La Ragua, siendo el Marqués de Vélez el capitán que más tiempo permanece en el pueblo. El final de la sublevación supuso la requisa de bienes y propiedades de todos los moriscos y su expulsión y distribución por toda la península.

A excepción de las concernientes al castillo es difícil encontrar referencias a La Calahorra después de la expulsión de los moriscos. Los viajeros ingleses que recorren España en la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, señalan en sus relatos que los caminos desde Granada hacia Almería y Murcia pasan por Guadix y Baza, sin mencionar los llanos del Marquesado, indicio de su estancamiento económico y sus malas comunicaciones.

Comunicaciones que mejoran con la construcción del tramo de la línea de ferrocarril Linares-Almería entre Guadix y Almería, inaugurado en el año 1895. En él se levantó la estación de La Calahorra, que facilitó sus comunicaciones con el resto de España. También se mejoran la carretera entre Guadix y Almería y los caminos que unen los pueblos del Marquesado y el que lleva a La Alpujarra.

El Castillo de la Calahorra

En 1490, conceden el título de señorío de estas tierras al Cardenal Mendoza, que más tarde sería el Marquesado del Zenete. Este presente la fue otorgado como premio a los servicios que el Cardenal prestó a los Reyes Católicos.

Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primogénito del Cardenal, heredó el título del Marquesado, siendo el primer señor de estas tierras.

El Castillo-Palacio de La Calahorra es fruto del peculiar carácter del Marqués. Éste, además de tener fama de violento, era un tanto mujeriego. Al enviudar de su mujer, quedó prendado de una joven de quince años, a quién raptó y forzó para que se casase con él.

Con la vehemencia habitual del Marqués, mandó construir el Castillo, como regalo a su joven esposa. Su hija fue Mencía de Mendoza, sucedió a su padre a la edad de 14 años como Marquesa del Zenete

El Cardenal Mendoza, en su búsqueda de prestigio y reconocimiento, trató de establecer una linea de sucesión entre Rodrigo Díaz de Vivar, “El Cid Campeador”, héroe de leyenda conocido por todos, y su vástago.

En este intento de manipulación heráldica, el cardenal llamó a su hijo Rodrigo Díaz de Vivar, además de heredar éste el condado del Cid, situado en Jadraque, Guadalajara.

Tal era el poder del cardenal y la gallardía demostrada por él, en tiempos de guerra, que incluso la Reina Isabel, fiel creyente de la ortodoxia matrimonial cristiana, perdonó sus constantes devaneos amorosos, además de pasar por alto que tenia un hijo.

Este Castillo-Palacio era capital del Señorío de la familia Mendoza y, por lo tanto, un majestuoso símbolo de su poder.

El Castillo de La Calahorra se encuentra situado sobre una colina, desde la cual se divisa todo el Marquesado de Zenete. Construido entre los años 1509 y 1512 sobre las ruinas de una fortaleza árabe como prueba de la conquista del imperio Nazarí.

Desconociéndose en la actualidad la traza original del edificio, la dirección de obras se encarga en un principio al arquitecto segoviano Lorenzo Vázquez que, por desavenencias con el marqués del Zenete, se traslada al genovés Michele Carlone. Este trabajaría primero en su taller de Génova, desde donde enviaría los mármoles de Carrara ya labrados al puerto de Almería, para posteriormente ejercer la dirección en el propio castillo para inspeccionar el montaje y el trabajo con materiales locales. La Calahorra es considerada la primera obra de envergadura en la que se documenta el trabajo de artistas italianos en España, si bien el diferente origen de los autores que labran sus piezas (lombardos, genoveses y carraresis), explica las diferencias estilísticas en la decoración del inmueble, que no obstante exhibe una sorprendente unidad a diferencia del paralelo ejemplo en el castillo de Vélez-Blanco.

Este Castillo tiene una importancia artística inenarrable. En él aparecen las primeras huellas del Renacimiento en España.

Su exterior está compuesto por torres con base circular, y no cuadradas como era típico en la edad media. Para acceder al Castillo, tan solo se puede entrar por el muro Este, por una puerta de pequeñas dimensiones, que desemboca en la Sala de Guardias.

Tras cruzar unas pequeñas escaleras, se encuentra el patio, eje central del Castillo, y en el cual confluyen todos los habitáculos del recinto. De forma cuadrangular, se halla dividido en 2 niveles; el nivel inferior destaca por su decoración, con casetones con rosetas, ovas y heráldicas del matrimonio, mientras el superior cuenta con columnas corintias unidas por arcos que no llegan al medio punto, todo ello decorado por instrumentos bélicos de la época.

El estado de conservación de este Castillo es excelente, lo que da buena muestra su consideración con Patrimonio Histórico Nacional.

Hasta enero de 2019 el encargado de cuidar y enseñar el Castillo era Antonino Tribaldos, tras su fallecimiento su nieta Nerea es la que continua con la labor. Actualmente el horario de visitas es los miércoles 10:00-13:00 y 16:00-18:00. Para reservas e información llamar a Nerea.

 

IGLESIA Y ERMITAS

La Parroquia se halla situada en la Plaza del Ayuntamiento, en pleno centro neurálgico de este bello pueblo. Es especialmente llamativo el contraste que presenta el exterior de la iglesia, de carácter sobrio y monumental, dando muestra de la importancia histórica del territorio, frente al júbilo y alegría que muestran sus habitantes, durante la festividad del municipio

Diseñada por el arquitecto Francisco Antero y construida en 1546, es un edificio de planta rectangular, de una sola nave con cabecero y capillas laterales y coro a los pies. La nave central está cubierta con un artesonado mudéjar de típicos dibujos geométricos y estrellados. La torre está coronada por una linterna cubierta con chapitel metálico.

En el recinto del cementerio se encuentra la ermita de San Gregorio, donde se encuentra la figura de San Gregorio Nacianceno, del patrón del municipio. Durante las fiestas de San Antón, la ermita de San Gregorio era escenario de una de las manifestaciones populares más curiosas de la provincia, la llamada Carrera de las nueve vueltas, una carrera de mulos alrededor del pequeño templo. Con el paso de los años el recorrido de la carrera se modificó y actualmente se hace en el camino del cementerio.

La Iglesia no tiene horario de visitas, pero se puede visitar cada vez que se celebre la eucaristía.

La ermita de San Gregorio tampoco tiene horario de visitas, pero generalmente sus fieles acuden por las tardes y abren las puertas para el que quiera visitarla.

Hay 2 pequeñas ermitas en el casco urbano. La ermita de San Antón ubicada en la calle San Antón y la ermita de las Ánimas que se encuentra en la calle Pedro Antonio de Alarcón. Esta última está dedicada a la Virgen del Carmen, la imagen es una pintura sobra mosaicos.

 

FIESTAS

  • FIESTAS EN HONOR A SAN GREGORIO

El día 9 de Mayo es el día de San Gregorio, pero se festeja el fin de semana más cercano a dicha fecha.

Durante estas fiestas el trono de San Gregorio sale en procesión el viernes y sábado sacado a hombros por los costaleros y costaleras del pueblo.

Además hay actividades para niños y mayores. Por la noche una orquesta amenizara la velada.

  • FIESTAS EN HONOR A SANTO CRISTO DE LAS PENAS

El mes de Agosto se celebran las fiestas más multitudinarias en el municipio, las fiestas en honor a Santo Cristo de las penas. 

Estos días tienen lugar unas manifestaciones culturales que son tradicionales del Marquesado del Zenete. Los encierros y las corridas de toros son los platos fuertes de estas fiestas, que atraen multitud de gente a las mismas convirtiéndose en un reclamo turístico muy interesante.

  • FIESTAS EN HONOR A SAN ANTÓN

La fiesta de San Antón sigue evolucionando a día de hoy. Se celebra sobre la última semana de Enero, a pesar de que su festividad es el día 17. Cada año se eligen los mayordomos de San Antón, que son los encargados de organizar la fiesta.

El sábado por la mañana, los mayordomos y la gente que quiera colaborar, se dedican a recoger leña para formar una gran hoguera llamada “chisco de San Antón”. Sobre las 8 de la tarde se enciende el “chisco” y se abre la barra donde los mayordomos dan comida y bebida a todo el que quiera. Además una orquesta ayudará con su música a que todo el mundo pase una noche inolvidable.

El domingo por la mañana, tras la misa en honor a San Antón y la procesión, se celebran las 9 vueltas, que es una serie de carreras de caballos que se celebran en el camino del cementerio. Al acabar dichas carreras los mayordomos suelen preparar comida para almorzar y cerrar un buen fin de semana.

  • FIESTAS EN HONOR A SAN MARCOS

El fin de semana más cercano al 25 de Abril se celebra San Marcos. No es una fiesta tan sonada como las anteriores, pero tiene su encanto.

También es una fiesta organizada por mayordomos. El domingo se celebra la procesión de San Marcos y después la eucaristía. Al finalizar los mayordomos reparten los “roscos de San Marcos” en la puerta de la iglesia, para que ninguno de los asistentes se vaya sin su rosco.

  • GASTRONOMÍA

El municipio de La Calahorra está dotado de una riqueza gastronómica en la que se halla inmerso todo el Marquesado del Zenete. Platos populares como las Gachas, el “empedrao”, o las omnipresentes Migas componen la tradición culinaria de La Calahorra.

Uno de sus platos más afamados es “el Sustento”, un sabroso plato que hace mención a su nombre, es un guiso elaborado a base de patata, costilla, ajos y chorizos. Además, es facil observar la influencia morisca en la tradición gastronómica de esta tierra. Ejemplo de ello es el “Rin-Ran”, plato típico en el que bacalao se cocina al más puro estilo moruno, dejando un sin fin de sabores en el paladar de aquel que se precie.

Los guisos y pucheros muestran una cocina tradicional muy completa a nivel nutritivo, comidas ricas ya no sólo en sabor, sino en productos de la tierra y famosa en el mundo entero, dentro de la mundialmente conocida Comida Mediterránea.

Para acompañar a estos deliciosos manjares, nada mejor que un buen queso del Marquesado y embutidos del cerdo, elaborados artesanal-mente con su tradicional proceso de elaboración, cuidando hasta el más mínimo detalle, con el objetivo de dar la máxima calidad y sabor a sus productos.

 

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